viernes, 5 de octubre de 2012

CUARTO PARCIAL / PROFETAS MENORES

PROFETAS DESPUES DEL EXILIO.
HAGEO, ZACARIAS, MALAQUIAS.


Estudio sobre el libro de Hageo


Mas desde este día os bendeciré Hageo 2:19
Cuadro profético

Introducción: Cuadro histórico

  • Las circunstancias que hicieron necesaria la profecía de Hageo, nos trasladan a los últimos aconte­cimientos del Antiguo Testamento. Cuando la ruina moral de Israel llegó al último término, Dios declaró a este pueblo: "Lo-ammi" (No es mi pueblo; Oseas 1: 9). Mucho tiempo después, las diez tribus fueron llevadas a la cautividad, y más tarde también Judá y Ben­jamín. El enemigo derribó y destruyó Jerusalén y el Templo, ya privado de la gloria de Dios. Desde entonces, a los ojos de los hombres, ya no hubo casa de Dios sobre la tierra.
  • Cuando los setenta años de cautividad, anunciados por los profetas (Jeremías 25: 11-12; Dan. 9: 2), llegaron a su fin, Ciro fue suscitado para la restaura­ción del pueblo. A la llamada del Rey, en el año 536 A.C., un remanente de Judá y Benjamín, en total 49.697 hombres, subieron a Jerusalén, bajo el mando de Zorobabel y de Josué, (llamado Jesúa en Esdras y Nehemías) para reconstruir la casa de Dios (Esdras 1: 2-3).
  • En el séptimo mes, reedificaron el altar sobre su emplazamiento (Esdras 3: 2-3) ofreciendo sacrifi­cios, y restableciendo así el gran testimonio público de sus relaciones con Dios.
  • "En el segundo año de su llegada a la casa de Dios en Jerusalén", ponen los fundamentos del templo con gozo mezclado de tristeza (Esdras 3: 10-13). Los enemigos de Judá se ofrecen para participar en la obra del pueblo de Dios; los jefes no aceptan, pero el resto del pueblo coge miedo y la obra es abandonada.
  • La interrupción dura dieciséis años, motivada durante seis solamente por el miedo, y durante otros diez por la orden absoluta de no trabajar, dada por mandato de Asuero. Esta prohibición debe ser conside­rada como el castigo de Dios sobre el remanente a causa de su falta de fe.
  • En el segundo año de Darío, fueron suscitados los profetas Hageo y Zacarías; su exhortación produce efecto. Desde entonces todo cambia; el pueblo no se inquieta ni por reyes, ni por hombres, ni por su oposi­ción; el trabajo se inicia y este gran edificio se termina al cabo de cuatro años.
  • Durante todo este tiempo, prosperan, pero no por la orden de Darío sino por "la profecía de Hageo... y de Zacarías" (Esdras 6: 14), y terminan su obra "por orden del Dios de Israel" del cual emanan las decisiones de los soberanos que les gobier­nan.
  • En el año 515 A.C. (Esdras 6: 15), terminada la casa, el pueblo celebra alegremente la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura (Esdras 6: 19-22).

Aquí es cuando termina la primera parte del libro de Esdras la cual tiene relación con nuestra profecía. Esta comprende tres grandes hechos:
1° la construcción del altar;
2° la colocación de los fundamentos, des­pués de un paréntesis de dieciséis años seguidos por el despertar del pueblo;
3° la edificación y terminación de la casa.

Cuadro profético

  • Esta historia de Israel tiene para nosotros también mucha importancia. "Y estas cosas les aconte­cieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos". (1 Cor. 10: 11). Todos los acontecimientos materiales de Israel tienen para nosotros, cristianos, una contrapartida espiritual.
  • ¿No es evidente en el caso de la Iglesia? Ella es, como Israel, una institución divina; está estable­cida en la tierra bajo su responsabilidad; como él, ella ha fallado y ha caído en la ruina más completa, al haber introducido el hombre elementos corrompidos y corruptores. ¿Dónde se encuentra Israel hoy en día? ¿Dónde encontrar ahora la Iglesia de Dios? Sin duda, a los ojos de Dios, continúa existiendo en su unidad, y la fe así la ve. Sin duda, Aquél que es el Arquitecto, como también es el Esposo, se la presen­tará gloriosa al fin; pero dejada a su responsabili­dad, no es a los ojos del mundo, otra cosa que un miserable montón de ruinas. (En este artículo, habla­mos sólo de la Iglesia como casa de Dios, cuya edificación está confiada a la responsabilidad del hombre).
  • Habiéndose consumado la ruina, Dios llama en nuestros días, como en los días de Esdras, a un débil remanente para que reconstruya su casa. Para un judío, la casa de Dios era el templo material en donde a El le placía hacer habitar su nombre; para un cristiano, es un templo espiritual compuesto de piedras vivas, destinado a ser una "morada de Dios en el Espíritu" (Efesios 2: 22).
  • Observemos que para el remanente de Israel, no se trata en absoluto de que éste reconstruya una segunda casa, o para el remanente cristiano de reedi­ficar una nueva Iglesia. Muchos se han equivocado y han intentado, en la ignorancia de los pensamientos de Dios y con la suficiencia de la carne, de recons­truir una nueva casa. Se les oye hablar de "su Iglesia", como si ellos hubiesen reedificado alguna cosa según Dios. Su trabajo no es más que una nueva ruina añadida a las antiguas. 
  • El Espíritu Santo nos pone cuidadosamente en guardia contra tal locura. A los ojos de Dios, la Iglesia, al igual que el templo de Israel, es una, permanece una, y nunca habrá otra. De aquí, que en cuanto al templo encontremos expre­siones tales como éstas: Ellos "comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén" (Esdras 5: 2). 
  • Aunque destruida, permanecía allí siempre. "Y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada" (Esdras 5: 11). La nueva casa es la misma que la antigua. El rey de Babilonia "destruyó esta casa... el rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada" (Esdras 5: 12-13). 
  • La casa reedificada es la misma que la casa destruida, y aún Hageo dice, hablando de un tiempo futuro: "Y llenaré de gloria esta casa", y "La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera" (Hageo 2: 7-9). El profeta no dice: La gloria de esta casa última, pues si la gloria es diferente, la casa es siempre la misma, ante las miradas de Dios y de la fe. 
  • De hecho, hubo en el pasado muchos templos: El templo de Salomón, el de Zorobabel, el de Herodes; habrá en el futuro el del Anticristo, y uno final, el templo milenario de Ezequiel. Pero para Dios no cuentan cinco, sino uno solo. Para nosotros, reconstruir la casa de Dios, no es pues construir una nueva casa, sino reconstruir la antigua en un tiempo de ruina, tal como El la había establecido en un principio. 
  • Tanto hoy como antiguamente, es el trabajo de todos aquellos que Dios ha despertado, para restaurar la verdad de la Iglesia en medio de la corrupción actual. Ellos han de dar un testimonio práctico de lo que debe ser. 
  • Tal restauración no se puede conseguir si no va acompa­ñada de un sentimiento profundo de tristeza y de humillación. Para los dos o tres de Israel que recons­truyesen la casa, el gozo de ver los fundamentos nuevamente establecidos, estaba mezclado con lloros amargos, cuando comparaban la pobreza actual de este trabajo con la riqueza y la plenitud de la primera institución (Esdras 3: 11—13).
  • Los que ignoran lo que es la Iglesia, se imaginan que esta obra de restauración tuvo lugar cuando la Reforma y que, lo que se llama la Iglesia protestante, ha sido la manifestación. No hay nada más falso que esta opinión. 
  • Lo que caracteriza a la Reforma, es la Palabra de Dios, rompiendo los lazos mediante los cuales Satanás había buscado encadenar-la. Esta Palabra sacó a la luz las grandes verdades de la salvación individual, mientras que, estable­ciendo multitud de Iglesias, la Reforma ignoraba, más bien negaba, la verdad de la Iglesia del Dios vivo.
  • El primer testimonio del remanente de Israel fue, como lo hemos visto en el libro de Esdras, la reunión alrededor del altar reedificado. En nuestros días ha sido lo mismo. Es la mesa del Señor la que ha reunido algunos testigos que Dios ha suscitado para "reconstruir" su casa. 
  • Reunir a los cristianos alrededor de la Cena, no es nada en apariencia, pero en realidad lo es todo. Alrededor de la mesa del Señor, sus redimidos proclaman que poseen una rela­ción viva con Dios, basada en la redención. 
  • Esta mesa reúne a todos los que tienen parte en la salvación, y su carácter excluye al mundo de una forma absoluta y los separa, para constituirlos en una unidad de la cual la mesa del Señor es el signo (1 Cor. 10: 16-17).
  • La restauración del altar no está por hacer, pues ha tenido lugar en el siglo pasado, cuando unos creyentes despertados en su conciencia y sus afectos para el Señor, han escudriñado las Escrituras, para volver a encontrar muchas verdades concernientes al lugar, la forma, la manera de congregarse y esto sólo en el nombre del Señor (Mateo 18: 20). La mesa del Señor está levantada; nadie tiene la misión de levantar otra.
  •  En ésta un pequeño remanente de creyentes proclama la unidad del cuerpo de Cristo. ¡Qué importa su número, si el altar está reedificado! La mesa del Señor no se encuentra, en absoluto, como muchos lo pretenden, en todas las sectas de la cristiandad, las cuales conservan sin duda el memorial de la muerte de Cristo, pero ignoran completamente que el carácter de este mismo memorial es el de separar a los hijos de Dios del mundo, y de ser una señal visible de la unidad del cuerpo de Cristo. 
  • Frente al Enemigo, la seguridad del pobre remanente de la cautividad era que: "Colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras" (Esdras 3: 3). La unión de los hijos de Dios, alrededor del signo visible de la unidad de la Iglesia, no puede convenirle a Satanás, pues su poder sobre ellos se reduce a la nada, mientras mantengan esta unidad; por esta razón el Enemigo quiere destruirla dispersando al rebaño (y esto lo ha logrado en muchas ocasiones).
  • Los resultados de la reunión de los creyentes alrededor de la mesa del Señor no se hacen esperar. Nuevas luces deben acompañar necesariamente la obediencia a la Palabra de Dios, y las almas vuelven a la enseñanza apostólica y a Cristo, único fundamento sobre el cual la Asamblea puede ser construida.
  • Habiendo sido reconocido Cristo como el único centro de nuestra reunión, se trata entonces de añadir piedras vivas al edificio, y las dificultades no tardan en surgir. Lo que le ocurre al pobre remanente es la prueba. "Edificaremos con vosotros", dicen los enemi­gos de Judá y Benjamín. 
  • Si estos últimos hubieran consentido, habrían sido la negación misma de esta unidad del pueblo de Dios que acababa de ser puesta nuevamente a la luz, por medio del altar y de los fundamentos del templo. Dios no permite que se lleve a cabo este plan. La bendición que los fieles han encontrado en su unidad como pueblo de Dios, les hace rechazar con indignación toda acción común con el mundo: "No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel" (Esdras 4: 3).
  • El ardid del enemigo fracasa, pero éste no abandona la partida; actúa haciendo coger miedo y levanta la oposición, y después las persecuciones con­tra los fieles. Toda clase de razones ayudan, sus manos se vuelven descuidadas. Israel acaba por desin­teresarse de la construcción y abandona la obra comenzada. ¡Cuántas deserciones hemos visto producirse también entre nosotros en nuestros días!
  • Es en ese momento que Hageo interviene para mostrar al remanente las causas que, después de los principios de fuerza y gozo, habían puesto trabas a la obra que Dios les había confiado. ¡Ojalá encon­tremos en esta profecía de Hageo las exhortaciones y el ánimo que tanto necesitamos hoy en día!

  • He aquí el razonamiento del pueblo en el momen­to en que Hageo fue enviado: "No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada" (v. 2). ¿Qué beneficio nos puede aportar este trabajo? ¡Cuán a menudo encontramos estas pala­bras entre los cristianos, incluso entre los que, tras haberse puesto manos a la obra, estiman sus esfuerzos superfluos! Esto tiene un nombre: Desánimo, cuya cau­sa es el miedo y nuestra incapacidad de resistir a los obstáculos que el poder del Enemigo nos pone. Pregun­témonos si este desánimo no es un ultraje al poder y a la fidelidad de nuestro Dios.
  • Pero el profeta va a mostrarnos que el desánimo mismo no era en el fondo más que un pretexto. Detrás de él, se escondía un principio que el remanente apenas sospechaba, o del cual desconocía la gravedad: El egoísmo y la mundanalidad. "¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?" (v. 4). El pueblo de Dios apreciaba más sus propios asuntos que los de la casa de Dios. Se entregaba a la comodidad, se dejaba invadir por el lujo, artesonando sus casas. Los intereses del templo eran colocados en último lugar.
  • Apenas han salido los cimientos de tierra que, siguiendo nuestra tendencia natural, volvemos a nues­tras casas y no pensamos más que en hallar un lugar de descanso para nosotros y los nuestros. Habíamos empezado por seguir a Aquél que no tenía un lugar en donde reposar su cabeza, y ahora le tratamos como extranjero entre nosotros y apenas le damos un lugar entre los que El ha salvado y de los cuales ha hecho su casa. ¡Ah! ciertamente, el celo de la casa de Dios no nos ha consumido como a El. ¡Acaso amamos las comodidades de nuestras casas artesonadas, rebajando así nuestra ciudadanía celestial, al nivel de "los que habitan sobre la tierra"!
  • Fijémonos en estas palabras: "Meditad bien sobre vuestros caminos" (v. 5), estas palabras apare­cen hasta cinco veces en esta corta profecía. Parémo­nos a meditar sobre nuestros caminos; consideremos su consecuencia. Esta consecuencia, es la disciplina del Señor ejercida sobre nosotros a causa de nuestra mundanalidad y de nuestro egoísmo: "Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto" (v. 6).
  • Acordémonos de las palabras, las predicaciones, las verdades largamente difundidas, cuando Dios nos dio la gracia de reunirnos alrededor de la mesa del Señor. ¡Cómo se multiplicaba la simiente entre nues­tras manos en aquel tiempo! El tiempo de la siega ha llegado, ¿dónde se encuentran los obreros doblegándose bajo el peso de la cosecha? "¡recogéis poco"! ¿Era por culpa de la simiente? No, los que fallábamos somos nosotros.
  • Pero la disciplina de Dios no alcanza solamente a nuestra obra sino que nos azota personalmente. "Bebéis y no quedáis satisfechos". Puede ser que nos ocupemos mucho de la Palabra de Dios. ¿Cuántas preguntas interesantes dilucidadas, dificultades resueltas, doctrinas establecidas y aprendidas? ¿Hay algo en esto con lo que podamos dar refrigerio a nuestras almas? No, el corazón permanece seco, y continuamos bebiendo sin saciar nuestra sed. Y todavía más, teniendo con que vestirnos, "no os calentáis"; permane­cemos fríos. Y para terminar, el fruto de nuestro trabajo, atesorado para nosotros mismos, se desliza a través de las roturas del saco sin que quede nada.
  • "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed made­ra, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa" (v. 7-9).
  • Sí, meditemos por segunda vez nuestros caminos. El trabajo según Dios, es el de añadir materiales vivos a Su casa. Pero éste no era el único trabajo que el remanente perseguía; sino que había buscado reunir dos cosas irreconciliables: La obra de la casa de Dios y la satisfacción de sus propios intereses: "Cada uno de vosotros corre a su propia casa". Estas cosas no podían unirse. 
  • En tal asociación es siempre el lado de Dios el que sufre. Ellos habían "traído poco" a la casa de Dios. Pero El, que no quiere corazones divididos, los había "disipado en un soplo". Su poco trabajo se había reducido a nada. Tal era el juicio de Dios sobre su actividad. Ya no les confiaba más materiales para construir, desde el momento en que construían para sí mismos.
  • ¿No es de resaltar que el mundo, tan empeñado en poner obstáculos a su trabajo para Dios, no les había puesto la menor oposición cuando corrieron cada uno a su casa? Satanás es un enemigo que actúa con saña y perspicacia. Sabe perfectamente que la obra no puede prosperar si los corazones están divididos.
  • Pero he aquí que, por la gracia de Dios (v. 12-15), los dirigentes escuchan, el pueble recibe y acata el mensaje del enviado de Dios. El grito: ¡"Meditad sobre vuestros caminos"! ha hallado eco en la conciencia de Israel. ¡Qué pueda también encontrarlo en la nuestra!
  • El resultado de este despertar no se hace esperar. Dios mismo anima en sus primeros pasos a los que se deciden a seguir el camino de la obediencia: "Yo estoy con vosotros". ¡Nada más conmovedor y que anime tanto!: "Yo estoy con vosotros". Los temores de muchos se desvanecieron. 
  • Su alma se conciencia de que la integridad es apreciada por el Señor y que le place. Ella recibe el testimonio de haber agradado a Dios. Como recompensa al celo de algunos se produce un despertar general. Ellos "vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios".

 

Segunda revelación            Capítulo 2:1-9

  • El libro de Hageo contiene cuatro revelaciones. Esta es la continuación del despertar producido por la primera. Dios anima a sus testigos en un tiempo de ruina con la comunicación de los recursos que les faltaban y con la esperanza gloriosa con la cual El quiere llenar sus corazones. Estos versículos ofrecen un parecido asombroso con la segunda epístola a Timoteo. 
  • Como el remanente de Israel, Timoteo había estado a punto de perder el ánimo y de dejarse intimidar por el mal que crecía alrededor suyo. El apóstol le exhorta a "avivar el don de la gracia de Dios" que estaba en él. 
  • Era necesario 'que sus manos no estuvieran paralizadas para la edificación de la casa de Dios, cualquiera que fuera el aspecto de esta última. "Dios - añade el apóstol - no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Tim. 1: 7). Y más adelante: "Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús" (2 Tim. 2: 1). Aquí ocurre lo mismo: "Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacer­dote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad... no temáis" (2: 4-5).
  • Para animar a su pueblo Dios no atenúa en nada el hecho de la ruina, ni aquí ni en la segunda epístola a Timoteo. El la hace constar, por el contra­rio, en toda su amplitud: "¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria prime­ra, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos"? (2: 3). 
  • En efecto, ¿qué podían pensar del estado actual de esta casa compa­rada con su primer estado? ¿qué le quedaba a este pobre remanente? ¿dónde estaba el arca con las tablas de la ley, y el propiciatorio, y el trono de Dios entre los querubines? ¿dónde estaban los Urim y los Tumin para consultar a Jehová? ¿qué había ocurrido con el reinado que unía al pueblo con Dios? Zorobabel, hijo de David, no podía ni siquiera llevar el título de rey. ¿Qué había sucedido con el sacerdocio? Josué tenía las vestiduras viles, en lugar de sus vestiduras de gloria y gala (Zac. 3: 3). 
  • ¿Dónde buscar la presen­cia de Dios entre su pueblo? ¿Dónde encontrar la gloria? El nombre de 'cabed (privado de gloria; 1 Samuel 4: 21) había sido pronunciado de nuevo. ¡Qué contraste tan humillante entre el estado actual de esta casa y su primera gloria!; pero también, ¡qué contraste entre el estado actual de la Iglesia y su aspecto en el momento de su institución! ¿Debemos entonces perder el ánimo? Al contrario, "trabajad en esta obra" nos dice el Señor. 
  • A los que han considerado sus caminos bajo su disciplina, que han sido despertados por su llamada, El repetirá estas consoladoras pala­bras: "Porque yo estoy con vosotros" (2: 4). ¿No vino el Señor a tomar parte, en el bautismo de Juan, con el remanente despertado por la palabra del profeta? ¿No lo hizo en el tiempo de Hageo? ¿no lo hará en nuestros días? El se asocia con los dos o tres a quienes su Palabra ha despertado. 
  • Si nos falta la fuerza, El la ha guardado íntegramente. ¿No tiene El los siete espíritus de Dios y las siete estrellas (Apoc. 1: 4,16,20)? "Ve con esta tu fuerza" dice a Gedeón en un tiempo de ruina (Jueces 6: 14), de la misma manera que en un tiempo de prosperidad decía a Josué: "Esfuérzate" (Jos. 1: 6-7 y 9).
  • Sí, tenemos esta fuerza en El para el trabajo de su casa, para introducir en la misma a los que deben formar parte de ella según Dios. ¡Cuántos cristianos ignoran esto completamente! ¿Sienten la nece­sidad de edificar la Asamblea sobre Cristo, único fundamento divino (1 Cor. 3: 11), o de adquirir prosélitos para sus diversas sectas? Y cuando se les hace esta observación, escapan de su responsabilidad pretendiendo que la única misión de los cristianos es la evangelización. ¡No quieren oír hablar de otra co­sa!
  • Ciertamente, la evangelización es una gran tarea, pero no es la única del siervo de Dios. Preguntad al apóstol Pablo, este gran ministro del evangelio, si estimaba este ministerio superior al de la Asamblea, o antes bien, si ambos no tenían un mismo valor para él. (Col. 1: 23-25). 
  • De cierto que no, la evangeliza­ción no lo es todo, ni para el Señor, ni para sus testigos. El ha amado a la Iglesia y se ha dado a sí mismo por ella (Efesios 5: 25). ¿Cómo podría serle indiferente? Dios es honrado por el trabajo, por débil que éste sea, que edifica su casa, su Iglesia aquí abajo y el que no tiene en cuenta esto, desprecia lo que glorifica a Dios y se priva de las bendiciones que acabamos de mencionar.
  • La aprobación de parte de Dios aporta al remanente obediente nuevas bendiciones. Son las mismas bendiciones que hallamos también mencionadas en 2 Timoteo. "Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis" (v. 5). 
  • El conocimiento de la Palabra, la realización de la presencia del Espíritu Santo, no pueden hallarse allí en donde su casa es despreciada, o bien donde se ha cesado de trabajar en ella.
  • Dios no se contenta con dar sus bendiciones al pobre remanente despertado por su Palabra. El le presenta una esperanza gloriosa y próxima, igual que hoy en día. La esperanza actual de la venida del Señor ha tomado vida entre los que reconocen la Asamblea de Cristo. "Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. 
  • Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos" (v. 6—9). La esperanza terrestre judía es reemplazada para nosotros, cristia­nos, por la esperanza celeste. 
  • Cuando El venga, llenará de gloria esta casa, a la construcción de la cual El nos había convidado; casa, que por nuestra culpa, hoy es despreciada, aunque El está con los suyos — y esto debe bastarles. Pero cuando, en gloria, El habitará en la Iglesia, el precio con el que ha unido por la eternidad a su casa, resplan­decerá a todos los ojos. "He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres" (Apoc. 21: 3). ¡La última gloria de esta casa será ciertamente mayor que la primera! Entonces habremos dicho adiós para siempre al trabajo y a la lucha, pues en este lugar el Señor dará la paz.
  • ¡Qué seguridad dan todas estas promesas a nuestra fe! ¡Qué recompensa a la fidelidad coloca Dios ante nosotros! Meditemos, pues, sobre nuestros cami­nos, preguntémonos de donde viene la paralización de nuestro trabajo. 
  • Cesemos de preferir nuestros intereses a los de la casa de Dios; despertemos de este sueño que nos paraliza. Encontraremos con nosotros a Dios mismo, su Espíritu y su Palabra, y seremos animados por la venida del Señor que nos promete una gloria sin nubes con El.

 

Tercera revelación  Capítulo 2:10-19


  • La revelación del capítulo 1 destinada a alcan­zar la conciencia del remanente no es la única. Este pasaje contiene otra. (Como ya hemos dicho, el libro de Hageo contiene cuatro revelaciones. La primera y la tercera son reprensiones, la segunda y la cuarta, alientos proféticos). ¡Que nosotros, como el remanente, hayamos escuchado la primera! Había de venir un tiempo en que este remanente degenerado crucificaría al Deseado de todas las naciones, su propio Mesías, remanente que había sido llevado expresamente a Jeru­salén para recibirlo. 
  • También fue quitada de su lugar la lámpara de Israel y el pueblo mismo transportado al otro lado de Babilonia. Así sucede con todo testimo­nio cuando se vuelve infiel. Dios no tiene necesidad de nosotros para su testimonio. Si lo despreciamos, El lo pone en otras manos. ¿Acaso no ha dicho sobre Israel: "Dará su viña a otros"?
La primera revelación habla del egoísmo, la tercera de la santidad.

  • Nosotros poseemos una santidad inalterable delante de Dios en Cristo, al igual que tenemos una justicia intangible, siendo hechos justicia de Dios en El. Somos llamados a poner en práctica esta justicia y esta santidad de posición, aquí abajo. Separación real de todo mal y comunión viva con el bien, con Dios, el Padre y el Hijo, tal es la santidad práctica. Esta es la santidad que le había faltado al remanente; algu­nos años después, ésta les faltó de una manera más lamentable todavía. Se contaminaron tomando por muje­res a las hijas de los Cananeos (Esdras 9), violando el sábado y profanando el sacerdocio (Nehemías 13). 
  • Sobre esto, el profeta interroga a los sacerdotes dicién­doles: "Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No" (2: 12). El caso que les propone es el de un hombre a quien la carne santificada que lleva en la falda de su ropa da un carácter de santidad exterior. ¿Acaso el fruto de su trabajo (pan, aceite, vino, productos de la actividad del hombre) será santificado? De ninguna manera. 
  • Es necesario que el trabajo sea el fruto mismo de la santidad para ser agradable. Dios sólo reconoce como hecho para El, todo lo que emana de esta fuente. Ninguna posición de santidad exterior, ninguna profesión hace nuestro tra­bajo agradable a Dios. Cosa seria y digna de ser me­ditada en nuestros días, en que los cristianos profe­santes viven en la ilusión de que Dios reconoce sus "obras caritativas", como siendo hechas para El.
El profeta añade: "Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: Inmunda será" (v. 13).

  • Un cuerpo muerto era, en Israel, la figura más completa de la terrible consecuencia del pecado. Si la separación del mal, del pecado, no es una realidad para nosotros, ¿cómo podrá ser pura y agradable a Dios la obra de nuestras manos? Lo que se trataba de grabar sobre la conciencia del remanente era que su obra era impura, lo que también es necesario imprimir sobre la nuestra. 
  • Puede haber mucha actividad para moler el grano, para exprimir el zumo de la uva y el aceite de las olivas, para hacerlos servir en nuestro provecho. ¿Pero, qué significa esto para Dios? El fruto del pecado. Lo que permanece, es lo que es ofrecido de puro corazón, lo que es hecho sólo para El; es el perfume de María (Juan 12: 1-8). 
  • Llenar sus despensas no debe ser la obra de un creyente, sino la de llenar los graneros y las despensas de Dios. "Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo" (v. 14).
  • Esto es lo que, en nuestros días, afecta nuestra obra de una incapacidad relativa, como se dice "antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte" (v. 16). Decimos "relativa", porque, si Dios está obligado a castigarnos, El lo hace con medida. 
  • El es paciente, misericor­dioso, lleno de una bondad infinita. ¿Qué aporta hoy día el trabajo de nuestras manos? Por la profecía, hemos aprendido lo que debería aportar: Materiales para la casa de Dios, almas no solamente salvas, sino añadidas a la Asamblea. ¿Ocurre así? ¡Desgraciadamente no! Los hijos de Dios se reúnen con fatiga. La luz es tan débil que no tiene el poder de atraer a los que habitan en tinieblas, y si la aborrecieran, serían, como mariposas de noche, obligados a venir quemarse las alas y recibir así su propia condena­ción. Pero esta luz apenas logra penetrar, como un vago resplandor, a través de los cerrados párpados del alma, para despertarla!
  • Pero el castigo fue más lejos. "Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos" (v. 17). Dios había condenado los mismos recursos de su trabajo. La puerta de la bendición estaba cerrada.
¿Se había arrepentido el remanente? "¡Mas no os convertisteis a mí, dice Jehová!"

  • Pero ahora "meditad, pues..." lo que va a venir, meditadlo pues, os ruego, nos dice con insisten­cia la palabra de Dios: "Desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón... Desde este día os bende­ciré" (v. 18-19). Si en este día, al considerar y juzgar vuestros caminos, os ponéis a la obra para construir esta casa que vuestro egoísmo y vuestra mundanalidad os han hecho abandonar después de haber puesto los fundamentos; a partir de este día os bendeciré!
  • Hermanos, hagamos lo mismo; escuchemos esta llamada. Podemos volver a encontrar la bendición. Un poco de energía de fe, de abandono de nuestras comodidades y de nuestros intereses, de separación del mundo, de corazones apegados a Cristo, llenos de celo por la edificación de la casa de Dios, y enseguida encontraremos la bendición perdida.

 

Cuarta revelación    Capítulo 2:20-23


  • He aquí, en una cuarta revelación, el estímulo dirigido al pobre remanente cuya conciencia se había despertado, quien, de hecho, cuatro años más tarde, terminó con la edificación de la casa de Dios. Este estímulo es una promesa (Heb. 12: 26). "Yo haré temblar los cielos y la tierra; y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano" (v. 21,22; comp. 2: 6 con Heb. 12: 26). Todo sería trastornado, ¿y por qué? Para que las cosas "inconmovibles" perma­nezcan (Heb. 12: 27). Estas cosas inconmovibles, son en el capítulo 2, la introducción del Mesías en su templo glorioso. Pero aquí, ¡qué admiración nos embar­ga, cuando nos enteramos que se trata de establecer y de confirmar para siempre al débil Zorobabel! "En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos" (v. 23).
  • Sin duda, Zorobabel, el príncipe, era en una débil medida, una figura de Cristo, pero ante todo era el representante del remanente ante Dios, como Josué, el sacerdote, lo es en el capítulo 3 de Zaca­rías. Todas estas cosas serán conmovidas, a fin de establecer este remanente para siempre. Ocurre lo mismo para con nosotros: "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible" (Heb. 12: 28), es dicho de los creyentes, citando la profecía de Hageo. Dios ha establecido ya al Señor a su diestra y nosotros en El, y pronto nos establecerá sobre el trono con El.
"Y te pondré como anillo de sellar". El débil Zorobabel, como la débil Asamblea de Cristo, será el sello de todos los caminos divinos. Tanto en él, como en ella, todos los ojos verán lo que Dios ha querido hacer y lo que ha cumplido. "Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios"! (Núm. 23: 23). En ese tiempo, el Señor será "glorificado en sus santos y admirado en todos los que creyeron" (2 Tes. 1: 10).

  • Es la recompensa de la fidelidad y de la abnegación a su servicio, pero hay mucho más todavía: Es necesario que la gracia de Dios triunfe al final, que se muestre superior a todas nuestras debili­dades, a todas nuestras infidelidades: "Porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos" (v. 23). Es necesario que la gracia de la elección resplandezca ante todas las miradas. Ella es la única causa, la causa inicial y final de la bendición eterna de sus redimidos.
Fundados sobre nuestra esperanza que es Cris­to, y sobre la seguridad de la salvación de Dios, apliquémonos pues, en un continuo juicio de nosotros mismos, a llevar a cabo la obra de la casa de Dios, reuniendo a las almas alrededor de Cristo, único centro de reunión y de bendición.



ZACARIAS: VOLVEOS A MI Y YO
ME VOLVERE A VOSOTROS

INTRODUCCION.

Al libro de Zacarías se le ha llamado el Apocalipsis del Antiguo Testamento. Al igual que el libro que lleva el mismo nombre, Zacarías es un libro de profecía. Su tema es exponer el programa de Dios, que es también el tema del libro de Apocalipsis. La diferencia consiste en que en Zacarías Israel ocupa el primer plano y las naciones gentiles el lugar secundario, mientras que en el libro de Apocalipsis las gentiles naciones ocupan el primer plano y el eslabón que las une es la nación de Israel.
El primer versículo de Zacarías revela de una manera muy interesante este punto central sobre la nación de Israel:
"En el mes octavo del segundo año de Darío, vino la palabra de JEHOVA al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Ido..."
Normalmente leemos estos primeros versículos sin pensar en ellos como si tuviesen alguna importancia, pero recordemos que los nombres hebreos significan algo. Posiblemente los ejemplos más destacados del significado de los nombres hebreos sea Matusalén, el hombre más anciano que jamás haya vivido. Su nombre significa "cuando él muera vendrá y cuando él falleció, vino la inundación, tal y como profetizaba su nombre.
Aquí tenemos tres nombres que son altamente significativos
  • Zacarías quiere decir "Dios recuerda y 
  • Berequías, el nombre de su padre, significa "Dios bendice y 
  • el nombre de su abuelo Ido quiere decir "el tiempo fijado. 
  • Ese es el tema del libro de Zacarías, que es un libro que sirve de estímulo al pueblo de Israel.

Zacarías era contemporáneo de Hageo, uno de los profetas que llevó a cabo su ministerio entre el remanente que había regresado después de haber estado cautivo en Babilonia. Aunque estaban de regreso en Jerusalén, reconstruyendo el templo y la ciudad, seguían siendo vasallos de Babilonia, sometidos aún a las naciones gentiles que les rodeaban, sin demasiada esperanza para el futuro. 
Era una época desalentadora, deprimente y un espíritu de amargo pesimismo se había apoderado de aquellas gentes y Zacarías viene a ellos en medio de su depresión, con este anuncio que se encuentra incluso oculto en su nombre y en los de sus antepasados: Jehová bendice, Jehová recuerda y el tiempo fijado. ¡Qué gran estímulo debieron producir estos nombres!
PUNTOS CRITICOS.


Al principio del primer capítulo hay una breve reseña acerca del libro. Esto sucede con frecuencia en la Biblia y si busca usted estas breves introducciones, con frecuencia podrá encontrar un breve resumen del mensaje del libro en sus primeras secciones. 
Aquí se divide de una manera dramática mediante el nombre de Dios, Jehová de los Ejércitos, que es uno de los nombres habituales de Dios. Jehová de los Ejércitos, es decir, el Dios de las masas, el Dios de todos los ejércitos, ya sean ejércitos de ángeles, de humanos o también ejércitos demoniacos, sin que haya diferencia alguna. También a las estrellas se las llama ejércitos o huestes. Este es el Dios que es soberano sobre todas las masas, sean las que sean y este nombre se repite tres veces (versículos 2 y 3):
"JEHOVA se enojó en gran manera contra vuestros padres. Pero diles que así ha dicho JEHOVA de los Ejércitos: Volveos a mi y yo me volveré a vosotros; ha dicho JEHOVA de los Ejércitos."
Ese nombre se repite tres veces. Lo que se dice antes de cada una de estas repeticiones marca las diferentes partes de este libro, que se divide en tres breves secciones. La primera de ella se incluye en:
"JEHOVA se enojó en gran manera contra vuestros padres."
Eso marca la primera división, que comprende solo los primeros seis versículos, que describen el enfado de Dios con su pueblo. Luego tenemos:
"Volveos a mi."
Y eso marca la segunda división, que abarca del capítulo 1, versículo 7, hasta el capítulo 6, versículo 15, hablando acerca de cómo Dios libera a su pueblo. Luego, en el capítulo 7 hasta el 14, encontramos la tercera división que es la exposición de estas palabras:
"y yo me volveré a vosotros."
DESARROLLO GENERAL DEL LIBRO.


CAP. 1:1-6

  • Como ya he indicado, los primeros seis versículos no son más que un breve resumen de la pelea de Dios con su pueblo, con el hecho de que le han hecho sentirse disgustado, como hemos visto en todo el Antiguo Testamento, algo en lo que no necesitamos extendernos. Dios se siente siempre disgustado cuando su pueblo le da la espalda, tanto si se trata de Israel, el pueblo de Dios, como si se trata de su pueblo de la iglesia.
CAP. 1:7-21
  • Y comenzando con el versículo siete, el profeta recibe una visión totalmente asombrosa. Una visión que se divide en una serie de ocho, que fueron dadas a Zacarías la misma noche, y también se dividen en varias partes principales. 
  • La visión abarca el tiempo de los días de Zacarías hasta el presente, hasta la venida del Señor. 
  • El primer acto está compuesto por dos visiones. Una es una visión de un vigilante que está cuidando de la gente del valle. El que vigila cabalga sobre un caballo y con él están reunidos otros jinetes que cabalgan también sobre caballos. Y el ángel del Señor interpreta la visión para el profeta. El significado de esto es sencillamente que Israel era el pueblo que se encontraba en el valle, simbolizado para nosotros aquí como un arbusto de mirto, que se daban cuenta de que se encontraban en un lugar de sombras. Era un tiempo de desesperación y de días difíciles, pero ellos no se daban cuenta, de lo que el profeta les estaba revelando, del invisible que estaba contemplando todo el procedimiento y veía lo que estaba pasando y tenía consigo los grandes recursos para hacer frente a sus necesidades en aquella hora de desesperación.
  • La segunda visión en el primer acto nos habla acerca de cuatro mirtos u obreros, de hecho, carpinteros. Era una visión de cuatro cuernos y cuatro herreros. Esto también se lo interpretan al profeta. Ve que al igual que los jinetes de la visión anterior, que estos son agentes divinos, posiblemente ángeles, que han sido enviados para aterrorizar a las naciones. Así que vemos que esta es una imagen de la necesidad desesperada de Israel de volver a Dios. Israel se sentía desanimada ante el despliegue de los poderes y las fuerzas que se oponían a ella, pero lo que no podía ver era los recursos, pues no eran conscientes de los agentes divinos que estaban allí para actuar a su favor y eso fue lo que Dios les reveló.


CAP. 2:1-5



Así que cae el telón al final del Primer Acto, y en el segundo capítulo se levanta de nuevo antes del Segundo Acto, que es una sola visión. Es la visión de un hombre que tiene una cuerda de medir en su mano y que salió con el propósito de medir la ciudad de Jerusalén y al hacerlo, el ángel que interpretaba le dijo al profeta (versículos 4-5):
"Jerusalén será habitada sin muros a causa de la multitud de la gente y del ganado que habrá en medio de ella. Y yo seré para ella un muro de fuego alrededor y estaré en medio de ella con su Gloria, dice Jehová."
CAP. 2:6-13

A esto le sigue una preciosa descripción de los días de bendición que habrán de tener lugar en Israel y que se cumplirán literalmente al ser traída de nuevo Israel a una situación de bendición en la tierra de Israel.
Esa es un a imagen de la promesa de Dios para aquellos que vuelven, siendo siempre una imagen de bendición. Volved y las bendiciones fluirán por haber regresado, porque Dios es el centro de bendición y la bendición no puede venir de ningún otro lugar. Si su vida está vacía, si necesita usted a Dios, si es un cristiano y su vida sigue vacía, necesita usted volver a Dios porque es de sus recursos de donde vienen las bendiciones. El hombre con la cuerda de medir es sencillamente un símbolo muy descriptivo de la bendición ilimitada y sin medida que Dios está dispuesto a derramar sobre la vida de todo aquel que regresa a tener una relación con él.

CAP. 3 al CAP. 6
El Tercer Acto comienza con cinco visiones más. Aquí tenemos el camino para poder regresar a Dios, representado para nosotros en cinco visiones. 
  • En la primera escena, aparece Josué el sumo sacerdote, ante la presencia de Dios. Oponiéndose a Josué está Satanás, el adversario y entonces el pueblo podía ver al adversario. Sabían que Satanás estaba en contra de ellos, pero lo que no podían ver era al defensor, a aquel que estaba junto a ellos para actuar a su favor, atendiendo a sus necesidades. Luego vemos, en esta visión maravillosa y conmovedora, cómo Josué es limpiado, quitándole sus vestiduras sucias y ataviándole con vestiduras nuevas y limpias y se hace la afirmación de que Dios haría esto sencillamente porque deseaba hacerlo. "He escogido a Jerusalén dice, de la misma manera que lo dice acerca de nosotros. ¿Por qué nos bendice? Porque así lo ha deseado.

VISION MESIANICA DELPASAJE.

Y en la última parte de este capítulo 3 hay una maravillosa visión futura acerca de la obra de Cristo en la cruz (versículo 8):
"Escucha, pues, oh Josué, sumo sacerdote; tú y tus amigos que se sientan delante de ti, puesto que son hombres de carácter simbólico: he aquí yo traigo a mi siervo, el Retoño. Porque he aquí que yo mismo grabaré aquella piedra que he puesto delante de Josué (sobre esta única piedra hay siete ojos), dice JEHOVA de los Ejércitos, y quitaré la iniquidad de la tierra en un solo día."
  • Esta es una maravillosa profecía de la venida de aquel que sería el siervo de Jehová, el Retoño. De aquel que tendría las marcas de la crucifixión y que sería el instrumento gracias al cual la culpa de la tierra sería eliminada en un solo día. Y en ese día fluiría la bendición como la manifestación del derecho que tiene Dios a limpiar al pecador sin acusarle, sin culparle y sin condenarle. La limpieza es el primer paso para regresar.
  • Luego, en la Segunda Escena, vemos lo que sigue a la limpieza de Dios, el poder del Espíritu Santo, en la visión del candelabro y el olivo, que representa la vida llena del Espíritu. El aceite se refiere siempre al Espíritu Santo y aquí había olivos de los que estaba continuamente goteando el aceite de sus ramas y cayendo en un candelabro y ardía con fuerza. ¡Qué maravilloso simbolismo del hecho de que el Señor, que mora en nuestro interior, está continuamente supliendo esa fortaleza interna que hace posible que nosotros brillemos con fuerza como luces en medio de una generación oscura.
  • La Tercera Escena empieza con un rollo, un rollo gigantesco con escritura a ambos lados y con maldiciones contra los ladrones y los que blasfeman entre el pueblo, que es una imagen del juicio de Israel, la proclamación de la ley en medio de la corrupción. En aquel entonces podían ver la corrupción, pero no la ley. De modo que en esos momentos Dios los anima en la hora de oscuridad, cuando todo cuanto podían ver era la corrupción y todo se viene abajo. Lo que no eran capaces de ver era la agencia de Dios obrando para traer una maldición sobre la anarquía para acabar con ella.
  • En la Cuarta Escena, Zacarías ve a una mujer con un efa. Un efa es como una gran cesta y mientras contemplaban el profeta y el ángel, le fueron dadas alas a la cesta y voló hacia la tierra de Babilonia. ¿Qué significa esto tan extraño? ¡Si tuviera usted una visión así se preguntaría qué había cenado la noche anterior! Pero el profeta sabe que le ha sido dado una visión que es importante. Al meditar acerca de ella, la entiende porque contiene términos que se usan en otros lugares de las Escrituras. Siempre que la mujer aparece en las Escrituras de manera simbólica, hay una referencia a algo que está mal en el ámbito de la religión. (Eso no es algo que yo haya inventado, sino las Escrituras.) Aquí tenemos, pues, la imagen del juicio de una fe falsa, de una iglesia falsa, de una manera muy parecida a como aparece en Apocalipsis, donde una mujer que representa a la falsa iglesia recibe el nombre de Babilonia la grande. Zacarías ve la misma cosa: la manera de juzgar Dios la religión falsa e hipócrita.
  • Y en la quinta escena final, el profeta ve cuatro carros que cabalgaban sobre la tierra, de manera muy parecida a la visión de Apocalipsis de los cuatro jinetes que cabalgan y traen el juicio sobre el mundo. Baja, pues, el telón sobre este gran drama de la redención del futuro. Es la gran representación simbólica de Dios sobre el camino de regreso a él, primero la limpieza, luego el ser lleno del Espíritu Santo, el dejar de lado el mal en sus diversas formas y finalmente el juicio de toda la tierra al hacer Dios que el mal cometido por los hombres sea traído ante su trono de juicio.

CAP. 7 Y 8

El capítulo 7 marca una nueva división en el libro y en este capítulo encontramos a Dios hablando de una manera diferente. En lugar de usar visiones, habla al profeta de una manera directa. 
Lo más importante de esta sección es el anuncio del profeta en el capítulo 8, versículo 3:
"Así ha dicho JEHOVA: Yo he vuelto a Sion y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad de Verdad y el monte de JEHOVA de los Ejército, el Monte de Santidad."

  • Aquí tenemos una imagen de Dios habitando en medio de su pueblo, algo que un día se cumplirá en la tierra. En la tierra de Israel, está teniendo lugar lo que ha sido profetizado y tendrá lugar un acontecimiento sorprendente tras otro. El regreso a Jerusalén del control judío ha preparado el camino para la reconstrucción del templo en su antiguo emplazamiento. Hace ya muchísimo que las Escrituras vienen anunciando que esta será la primera señal de que Dios estaba a punto de moverse y restaurar de nuevo a Israel para que ocupe su lugar entre las naciones.


  • Así que podemos leer en esta sección con un gran interés porque es una imagen de algo histórico que está teniendo lugar, pero lo podemos leer incluso con más interés por lo que simboliza espiritualmente en nuestras vidas: Dios está en medio de nosotros. ¿Cuál será el resultado? Dios habitando en nosotros, renovando nuestro hombre interior y una fuente de bendiciones que se derramará en nuestra vidas, haciendo que demos fruto, que seamos efectivos y una bendición para todos aquellos con los que entramos en contacto. Esa es la imagen de estas últimas escenas.
Los capítulos 7 y 8 se unen en una súplica que le hace Dios al pueblo para que sean sinceros y se abran ante él. Es una vez más un ensayo de los fracasos a su vista y luego un recordatorio de que mientras él no falla en su misericordia y en su gracia, él no cambia en sus principios, supliendo siempre lo que es necesario, pero no baja nunca el nivel de sus principios. 

El pueblo reacciona como lo hacen las personas con frecuencia, de estas tres maneras; primero (capítulo 7, versículo 11):
"Pero no quisieron escuchar. Mas bien se encogieron de hombros rebeldemente y taparon sus oídos para no oír."
Ese es el primer paso, hicieron como si no oyesen y luego (versículo 12):
"Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la ley ni las palabras que JEHOVA de los Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas..."
Desobedecieron deliberadamente y finalmente, comenzaron a portarse como hipócritas. El capítulo empieza con una pregunta hecha por el pueblo: 

  • "¿Continuaremos con las fiestas que comenzamos en Babilonia? Y la palabra de Dios a ellos fue: "
  • ¿por qué estáis haciendo esto? 
  • ¿Estáis celebrando estas fiestas porque deseáis adorar o sencillamente como una representación religiosa?
CAP. 9 AL 10


Pero ahora Dios deja claro que el resultado será la ceguera ante la verdad; y que finalmente, perderán su habilidad para ver y oír. Esto ha sido claramente explicado en los capítulos 9 y 10, en los que aparece la ceguera del pueblo y justo en medio de esto, encontramos la primera de varias visiones sorprendentemente exactas de la venida del Mesías (capítulo 9, versículo 9):
"¡Alégrate mucho, oh hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén! He aquí, tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borriquillo, hijo de asna."

  • Y recordarán ustedes cómo esas palabras se cumplieron literalmente en el Nuevo Testamento cuando nuestro Señor mandó a sus discípulos a buscar al borriquillo y el asna y montó sobre el asna y lo cabalgó en triunfo en las calles de Jerusalén con el pueblo ante él gritando "¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en el nombre del Señor! (Mat. 21:9) cumpliendo exacta e inconscientemente esta profecía de Zacarías. "He aquí tu rey viene a ti triunfante y glorioso y le conoceremos porque vendrá sobre un asna acompañada de un pollino.
  • Pero a pesar de ello, no le conocieron ni le reconocieron aunque vino de una manera tan extraordinaria y al acercarse a Jerusalén, lloró al contemplar aquella ciudad impenitente y dijo estas palabras asombrosas: "¡Oh, si conocieses tú también por lo menos en éste tu día, lo que conduce a tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos. (Lucas 19:42) Eso es lo que sucede cuando Dios actúa en nuestras vidas y no le escuchamos, perdiendo la habilidad de oír y estas cosas quedan ocultas a nuestros ojos, por lo que el juicio por la ceguera cayó sobre estas gentes.


CAP. 11


En el capítulo 11, después de muchos desaires, el Mesías, hablando de nuevo por boca del profeta, pronuncia estas sorprendentes palabras (versículo 12):
"Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo., Y pesaron por salario treinta shekels (o piezas) de plata."
CONTEXTO CULTURAL.


  • ¿Qué precio había acordado Judas por traicionar a nuestro Señor? Treinta shekels de plata. Según la ley, si un esclavo era herido por un toro, el dueño del toro tenía que arreglar el asunto pagando a su vecino treinta shekels de plata.


 En este caso el Mesías le dice a estas gentes: "Está bien, si me queréis decidlo, y si no, dadme mi salario. ¿Cuánto creéis que valgo en vuestra opinión? Y pesaron su precio en treinta shekels de plata.
A continuación se habla del segundo resultado de un corazón y una vida en la que no hay arrepentimiento (capítulo 11, versículos 15 a 17):
"Entonces JEHOVA me dijo: Toma además la bolsa de un pastor insensato, porque he aquí que yo levanto en la tierra a un pastor que no atenderá a la descarriada, ni buscará a la perdida, ni curará a la perniquebrada. No mantendrá a la que está en pie, sino que se comerá la carne de la engordada y romperá sus pezuñas. ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! La espada hiera su brazo y su ojo derecho. Séquese del todo su brazo y oscurézcase por completo su ojo derecho."

  • En otras palabras, si rechazamos al verdadero pastor, Dios permitirá que tengamos un pastor falso. Una vez más fue el propio Jesús quien dijo a los fariseos, aquellos ciegos fariseos de su tiempo: "Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís. Si otro viene en su propio nombre, a aquel recibiréis.(Juan 5:43) Ese es el personaje acerca del cual nos habla Pablo en Tesalonicenses, llamado el hombre de iniquidad, que viene a Israel como su libertador y es recibido como el Mesías, pero resulta ser el antiMesías, lo que conocemos como el antiCristo, el falso pastor que viene cuando ellos rechazan y niegan la verdad (2ª Tes. 2:3)
  • Yo me he asombrado ante el gran número de personas que se dejan engañar por las sectas anticristianas que abundan en la actualidad. ¿A qué es debido? Me he encontrado una y otra vez con que lo han hecho debido a que han rechazado alguna oportunidad de escuchar a la verdad y el resultado es que caen en las garras de lo que suena como la verdad, pero que no es otra cosa que una mentira. 
  • Como dice Pablo: "Por esto, Dios les enviará una fuerza de engaño para que crean la mentira...a todos los que no creyeron a la verdad. (2ª Tes. 2:11)
CAP. 12 AL 14


Ahora llegamos a la última sección, de los capítulos 12 al 14, donde encontramos esta preciosa imagen de Dios hallando un camino de regreso a las vidas de su pueblo, que comienza con estas palabras (capítulo 12, versículos 2, 3):
"He aquí que yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor. Pero también será contra Judá durante el asedio contra Jerusalén. Sucederá en aquel día que yo haré de Jerusalén una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que la levanten de hecho quedarán lacerados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella."
Según las Escrituras, los días más aciagos de Jerusalén se encuentran aún en el futuro. Se convertirá en una carga para las naciones, una gravosa piedra de tropiezo, dicen las Escrituras proféticas. Los pueblos de las naciones no permitirán que se haga caso omiso de él. Ha aseverado que llegará a la conciencia humana y sucederá de este modo (versículos 9, 10):
"En aquel día sucederá que buscaré destruir a todos los pueblos que vengan contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica. Mirarán al que traspasaron y harán duelo por él con duelo como por hijo único, afligiéndose por él como quien se aflige por un primogénito."
¿No es eso asombroso? Israel rechazando en su ceguera al Mesías y negándose a reconocer al que Dios les envió, no dándose nunca cuenta de que Aquel al que traspasaron vuelve de nuevo y cuando lo haga, les dirá estas palabras (capítulo 13, versículo 6):
"Le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos?, [en otras versiones dice "en tu espalda] Y él responderá: Con ellas fui herido en la casa de mis amigos."
Esto enlaza perfectamente con la descriptiva y gráfica secuencia del capítulo 14 (versículos 1-4):
"He aquí que viene el día de JEHOVA, y tus despojos serán repartidos en medio de ti. Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad irá en cautividad, pero el resto del pueblo no será eliminado de la ciudad. Entonces saldrá JEHOVA y combatirá contra aquellos pueblos, como combatió en el día de la batalla. En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos... Recordarán ustedes que ese fue el lugar en el que Jesús estuvo en esta tierra cuando fue con sus discípulos al Monte de los Olivos y mientras ellos le contemplaban fue llevado de delante de sus ojos a los cielos y un ángel que estaba allí les dijo: "Este Jesús, quien fue tomado de vosotros arriba al cielo, vendrá de la misma manera como le habéis visto ir al cielo." (Hechos 1:11)

"En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado oriental. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande, pues la mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur. Y el valle de los montes llegará hasta Azal. Y huiréis como huisteis a causa del terremoto que hubo en los días de Uzías, rey de Judá. Así vendrá JEHOVA mi Dios, y todos sus santos con él."

  • Hace mucho que los geólogos saben que una de las mayores fallas de la superficie de la tierra pasa justo por el Monte de los Olivos. La montaña se partirá por la mitad ¿y luego qué? Cuando Israel haya visto a su Mesías y haya hecho duelo por Aquel al que traspasaron y hayan reconocido con un gran duelo que le dieron la espalda al que fue enviado por Dios, entonces leemos (capítulo 14, versículos 8, 9):

"Acontecerá también en aquel día que de Jerusalén saldrán aguas vivas. La mitad de ellas irán hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en invierno. Entonces JEHOVA será rey sobre toda la tierra. En aquel día JEHOVA será único, y Unico será su nombre."
Esta es una imagen de la gloria que llenará la tierra en los días en el que Dios reine por medio de su Hijo como rey.
El libro acaba con estas preciosas palabras (versículos 20, 21):

"En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: Consagrado a JEHOVA. Las ollas de la casa de JEHOVA serán como los tazones del altar. Toda olla en Jerusalén y en Judá estará consagrada a JEHOVA de los Ejércitos. Todos los que sacrifiquen vendrán, las tomarán y cocinarán en ellas. Y en aquel día no habrá más mercaderes en la casa de JEHOVA de los Ejércitos."
Oración

Padre nuestro, te damos gracias por la belleza de esta visión y por la verdad que nos presenta. Sabemos que tú nos estás siempre recordando que tu palabra es verdad. ¡Qué insensato que nosotros estemos siempre alejándonos de ella o mostrándonos indiferentes a ella o actuando como si no tuviese demasiada importancia! Señor enséñanos a examinarnos a nosotros mismos y a andar en seriedad y sinceridad ante ti y a ser conscientes de que todo esto ha sido diseñado para que podamos entender y experimentar un tiempo de gloria como jamás hemos conocido antes. Haz que estas palabras sean la experiencia de cada uno de nosotros mientras aprendemos a andar ante ti, nuestro Dios viviente, y a saber lo que significa tener la gloria de Dios en nuestro interior. Lo pedimos en el nombre de Cristo, amen.


RECORDANDOLES QUE SU TAREA SOBRE EL LIBRO DE MIQUEAS SERA SU NOTA DE CUARTO PARCIAL


viernes, 14 de septiembre de 2012

MIQUEAS, SOFONIAS, NAHUM, HABACUC. (TERCER EXAMEN PARCIAL)

MIQUEAS. (ULTIMO PROFETA DEL SIGLO OCTAVO 735-700)


INTRODUCCION.

1. Título.-

El libro toma su nombre del profeta cuyo mensaje presenta. Miqueas (Heb. Mikah) es una   forma abreviada de Mikayah, que significa: "¿Quién se asemeja a Yahweh?" Tanto en hebreo, como en castellano, el libro ocupa el sexto lugar en el orden de los profetas menores.  En la LXX está en el tercer lugar, después de Amós y Oseas, quizá por su tamaño.



2. Paternidad literaria.-
Se dice que Miqueas es "de Moreset" porque quizá provenía de la aldea de Moreset-gat, que se cree que estaba en la parte sur de Judá, hacia Filistea.
No debe ser confundido con Micaías, hijo de Imla, que profetizó en los días de Acab (1 Rey. 22: 8-28).  Nada se sabe del profeta excepto lo que revela el propio libro.  El hecho de que no se mencione el nombre de su padre podría sugerir que era hombre de origen humilde.  Sin duda era de Judea, lo que se puede deducir porque sólo menciona los reyes de Judá (cap. 1: 1).  Aunque menor, fue contemporáneo de Isaías y Óseas, quienes empezaron su ministerio durante el reinado de Uzías, el predecesor de Jotam (Isa. 1: 1; Ose. 1: 1).
Según la tradición, murió pacíficamente en el lugar donde nació, durante la primera parte del reinado de Ezequías, antes de la caída de Samaria.

El lenguaje de Miqueas es poético, rítmico y mesurado.  Su estilo podría indicar un origen campesino, pues es vigoroso, sencillo y franco.  El profeta se distingue por su empleo frecuente de figuras de lenguaje y de juegos de palabras.  Es osado, severo e intransigente al tratar con el pecado; y sin embargo, es tierno de corazón, triste de espíritu, amable y compasivo.

3. Marco histórico.-
Igual que Isaías, Miqueas llevó a cabo su ministerio profético en el período crítico de la última mitad del siglo Vlll a. C., cuando Asiria era el poder mundial dominante.  En su propio país, cuando empezó su ministerio profético, Jotam rey de Judá "hizo lo recto ante los ojos de Jehová", aunque "el pueblo sacrificaba aún, y quemaba perfumes en los lugares altos" (2 Rey. 15: 34-35).
Acaz, hijo de Jotam y su sucesor, se entregó del todo a la idolatría hasta pasar a "sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones" (2 Crón. 28: 3).  No vaciló en cambiar de lugar el altar de bronce de los holocaustos y quitó las fuentes e hizo colocar dentro del recinto sagrado del templo un altar idolátrico cuyo original había visto en Damasco (2 Rey. 16: 10-12, 14-17).  Estas y otras iniquidades cometidas contra el culto verdadero del Señor quizá hicieron de Acaz el rey más idólatra que jamás reinó en Judá. Durante el tiempo de esta decadencia espiritual entre los habitantes de Jerusalén y Judá, Miqueas cumplió con su misión profética.  El contenido de su libro presenta las condiciones morales y religiosas que imperaban entre el pueblo durante los reinados mencionados.

Esta idolatría se agravó por la transigencia de muchos que observaban exteriormente las formas tradicionales del culto del Señor a la vez que proseguían con el culto y las prácticas de idolatría.  Los sacerdotes de Jehová habían apostatado.  Consintieron en que el paganismo mantuviera su popularidad entre el pueblo, y en vez de defender a los pobres contra la ambición de los ricos, ellos mismos estaban dominados por un espíritu codicioso.  Había muchos profetas falsos que, mediante adulaciones, buscaban el favor del pueblo asegurándole que le esperaban mejores condiciones al paso que se burlaban de los amenazantes castigos que los profetas verdaderos de Jehová predecían, como resultado de las transgresiones cada vez mayores de la nación.  Además, esos falsos profetas hicieron que el pueblo se sumiera en un sueño espiritual mortífero calmando sus temores con la doctrina engañosa de que, siendo los descendientes de Abrahán, el pueblo especial de Dios, con seguridad el Señor jamás los abandonaría.

Los nobles y los encumbrados se habían entregado a una vida de disipación.  En su ardiente deseo de disfrutar de comodidades, llegaron a ser inescrupulosos y crueles en su trato con los campesinos.  Su avaricia expoliaba a los pobres mediante excesivas exigencias y los privaba de sus derechos legales.

Como felizmente a veces sucede, que un mal gobernante es seguido por un hijo que llega a ser un buen gobernante, Ezequías, sucesor de Acaz, era tan consagrado a Dios como lo había sido su padre a los ídolos.  "En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá" (2 Rey. 18: 5).  Resueltamente se puso a la tarea de contrarrestar la apostasía de su padre, a reformar las condiciones morales y espirituales de Judá, a abolir la idolatría, y a hacer que su pueblo volviera al verdadero culto del Señor.  En esto fue apoyado por Miqueas.  Empezó a dar fruto la lucha enconada que el varón de Moreset-gat experimentó durante la mayor parte de su vida para plantar la semilla de la verdad en el suelo casi estéril del corazón de su pueblo.  El reinado de Ezequías se caracterizó por una obra de reforma.

4. Tema.-
Predominan dos temas principales: (1) la condenación de los pecados del pueblo y el castigo resultante en el cautiverio, y (2) la liberación de Israel y la gloria y el gozo del reino mesiánico.  Por todo el libro de Miqueas alternan las advertencias y las promesas, el castigo y la misericordia.

Las profecías de Miqueas y de Isaías tienen mucho en común.  Siendo que los dos profetas eran contemporáneos, y por lo tanto tenían que tratar con las mismas condiciones y asuntos, podemos entender con facilidad por qué sus palabras y mensajes son frecuentemente tan semejantes.

Aunque en las primeras palabras de su libro Miqueas nos dice "lo que vio sobre Samaria y Jerusalén", su profecía trata más de Judá que de Israel.  A pesar de que las diez tribus se habían separado de Judá y de Jerusalén, que era el centro del culto de Jehová, aquéllas seguían siendo el pueblo de Dios y el Señor procuraba que nuevamente le fueran leales.

5. Bosquejo.-

I. Culpabilidad nacional y corrupción, 1: 1 a 3: 12.

     A. Introducción, 1: 1-4.

     B. Castigo sobre Israel y Judá, 1: 5-16. 1037

     C. Amenazas sobre príncipes y falsos profetas, 2: 1 a 3: 11.

     D. La destrucción de Sión y del templo, 3: 12.

II. La era mesiánica y sus bendiciones, 4: 1 a 5: 15.

     A. Gloria del monte de la casa de Jehová, 4: 1-5.

     B. Restauración y reavivamiento de Israel, 4: 6-10.

     C. Victoria de Sión sobre sus enemigos, 4: 11-13.

     D. Nacimiento y poder del Mesías, 5: 1-4.

     E. Victoria sobre los adversarios, 5: 5-9.

     F. La abolición de la idolatría, 5: 10-15.

III. Castigo del pecado y esperanza en el arrepentimiento, 6: 1 a 7: 20.

     A. Controversia con Dios por causa de la ingratitud, 6: 1-5.

     B. Obediencia antes que sacrificios, 6: 6-8.

     C. Reprensión divina y castigo anunciado, 6: 9-16.

     D. Arrepentimiento de Israel y confesión de fe, 7: 1-13.

     E. Oración en procura de restauración, y seguridad ofrecida por Dios, 7: 14-17.

     F. Se alaban la misericordia y fidelidad de Dios, 7: 18-20.

OTRAS CONSIDERACIONES.


CUADRO HISTORICO DE LOS REYES DE JUDA.



COMPARACIONES HISTORICAS.



ANALISIS DE LA PRIMERA DIVISION.


SEGUNDA DIVISION


TERCERA DIVISION.


DIVISION FINAL.



PROFETAS DEL SIGLO SEPTIMO. PERIODO CALDEO.

SOFONIAS. (630-625)



Autor:  Fue evidentemente un descendiente directo del rey Ezequías.
Fecha: Profetizó durante el reinado de Josías, rey de Judá; se cree que pronunció su profecía cerca de los comienzos del reinado de Josías, antes del avivamiento religioso que se extendió sobre el reino en ese período. La tradición dice que Sofonías estaba asociado con Hulda la profetisa y con Jeremías en la iniciación de la reforma del reino.
Tema Principal: Los escrutadores juicios de Dios.
Texto Clave: 1:12
" »Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón:"Jehová ni hará bien ni hará mal"."
El profeta y su medio
El título de este escrito (1.1) incorpora los nombres de los ascendientes de Sofonías hasta su tatarabuelo Ezequías, en el que algunos creen ver al rey de Judá a quien se refiere 2 R 18.1–20.21 (cf. 2 Cr 29.1–32.33; Is 36.1–39.8). Y ciertamente el nombre es el mismo, y el tiempo en que vivió el antepasado del profeta parece corresponder también al del gobierno de aquel monarca (721–693 a.C.); sin embargo, tales coincidencias no bastan para llegar a la conclusión de que se trata de la misma persona.
El dato biográfico transmitido por el libro de Sofonías es que el profeta desarrolló su actividad durante el reinado de Josías sobre Judá (640–609 a.C.). Fue en aquella época cuando se recuperaron las antiguas tradiciones del pueblo y cuando se puso freno al grave deterioro que la religiosidad judía había sufrido durante los reinados de Manasés y de Amón (2 R 21–25); y fue también entonces cuando, habiéndose descubierto en el 622 a.C. el libro de la Ley, Josías emprendió la reforma del culto de Jerusalén (2 R 22.3–23.25; 2 Cr 34.8–35.19).
Probablemente, a Sofonías le tocó jugar un importante papel en el proceso del rearme moral y espiritual de Judá; pero dado que su proclama encaja más bien en una época de depravación y en una sociedad dominada por el paganismo, y además, dado que no contiene la menor alusión a las reformas de Josías, es fácil suponer que la actividad del profeta corresponde a un tiempo algo anterior a la puesta en marcha de la obra realizada por el rey, quizás a los años 630 a 625 a.C.
El libro y su mensaje
El mensaje profético de Sofonías (=Sf) comienza con el anuncio de un desastre de dimensiones universales. Jehová afirma que, a causa de los pecados de Judá, va a destruir «todas las cosas de sobre la faz de la tierra», lo mismo a seres humanos que a bestias. Solo se salvarán —«quizá»— los «humildes de la tierra» y los que de veras buscan actuar con justicia (1.2–2.3). En una segunda sección (2.4–3.8), el oráculo del profeta se proyecta más directamente sobre los enemigos de Judá. El juicio de Dios alcanzará a las naciones paganas, desde los filisteos habitantes de las costas mediterráneas hasta los asirios de la Mesopotamia. En tercer lugar (3.9–20), la voz de Sofonías proclama un mensaje de esperanza dirigido al pequeño resto, al «resto de Israel» (v. 13), al «pueblo humilde y pobre» (v.12) que habrá sobrevivido a la catástrofe. A este le anuncia el profeta «pureza de labios» para invocar el nombre de Jehová (v. 9), y liberación definitiva de toda cautividad (v. 19).
El tema central del mensaje de Sofonías es el anunciado «día grande de Jehová» (1.7, 10,14), tema que ya había despertado el interés de otros profetas (cf. Am 5.18–20). Sofonías lo describe con sombrías pinceladas: «Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla» (1.15). En él habrá clamor, castigo y saqueo, y en él gritarán los valientes (1.8–13). Pero también ese día terrible pondrá fin al dominio de la maldad sobre la tierra y a la indiferencia de quienes piensan que Dios permanece ajeno al drama de la existencia humana (1.12).
Esquema del contenido:
1. El día de la ira de Jehová (1.1–18)
2. Juicios contra las naciones vecinas (2.1–15)
3. El pecado de Jerusalén y su redención (3.1–20)



Sofonías Cap. 1. 
  • Advertencia Sobre la Destrucción Venidera
  • El dia de la ira de Jehova.
  • Dos puntos de vista de tribulacion: Juda y el mundo entero.

Palabra de Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá.
Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová (Sofonías 1:1-3).
La declaración inicial de Sofonías claramente abarca a todo el mundo. La frase “cortaré a los impíos” (Nota. En la Biblia Dios Habla Hoy, la frase es “pondré tropiezo a los malvados”) lleva el sentido de que grandes obstáculos impedirán que los malvados puedan hacer nada. Ya podemos mirar el comienzo de esta tendencia cuando vemos las condiciones del mundo hoy día. ¿Quién será lo suficientemente ingenuo para creer que cualquier hombre puede solucionar los problemas que confrontan a nuestro mundo hoy día?
En Contra de Judá
Extenderé mi mano sobre Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras con sus sacerdotes; y a los que sobre los terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por Jehová y jurando por Milcom; y a los que se apartan de en pos de Jehová, y a los que no buscaron a Jehová, ni le consultaron (Sofonías 1:4-6).
Aquí se representa a tres grupos de incrédulos, y estos grupos aun los tenemos con nosotros hoy día. Están las personas que adoran al ejército de los cielos, las cuales se pueden comparar con las que estudian astrología y consultan sus horóscopos antes de hacer algo. Milcom era un dios del fuego que exigía que se le hicieran sacrificios extremos en momentos de necesidad. Por lo general se sacrificaban niños. Hoy día algunas personas asocian la práctica del aborto con Milcom. Los bebés no deseados y que aun no han nacido, se matan para mantener el estilo de vida de sus padres. El tercer grupo consiste en aquellas personas que viven como si Dios no existiera. Este es el grupo más numeroso de los tres. Ellos creen que están en control y que no tienen necesidad de una autoridad superior.
Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados. Y en el día del sacrificio de Jehová castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey, y a todos los que visten vestido extranjero. Asimismo castigaré en aquel día a todos los que saltan la puerta, los que llenan las casas de sus señores de robo y de engaño (Sofonías 1:7-9).
En este pasaje, la gente es el sacrificio y los enemigos de Dios son los invitados. Apocalipsis 19:17-18 lo explica de la manera siguiente:
“Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes”.
Los líderes que han engañado a la gente, y aquellos que han buscado la justicia por ellos mismos, serán castigados. El vestido extranjero representa la justicia falsa que no proviene de Dios. Isaías 61:10 dice, “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia”. Cualquier otro vestido espiritual es falso.
Durante el tiempo en que Antíoco Epífanes gobernó sobre Israel, muchas de las personas que aconsejaron el apaciguamiento con los griegos, adoptaron el estilo de vestir de los griegos y se afeitaron sus barbas. Algunos aun intentaron quirúrgicamente reversar la circuncisión. La adopción de la ropa extranjera y su apariencia era una señal de que ellos estaban rechazando su relación de pacto con Dios. Hoy en día nuestro rechazo oficial de las costumbres cristianas mientras nos doblegamos aceptando las demás costumbres por intentar de esa manera evitar ofender a los demás, le está enviando a Dios el mismo mensaje.
Creemos en apartarnos en vez de permanecer en el umbral, como si fuera una superstición inofensiva. Pero eso se originó durante el tiempo cuando los filisteos capturaron el Arca de la Alianza. Ellos la colocaron en el templo de su dios, Dagón. Cuando volvieron en la mañana encontraron la estatua de Dagón postrada sobre su cara ante el Arca. Colocaron el ídolo en su lugar, pero a la mañana siguiente, volvieron a encontrarlo postrado ante el Arca pero esta vez con la cabeza y los brazos cortados, los cuales quedaron en el umbral del templo. Desde ese día en adelante, nunca más volvieron a pasar del umbral de la puerta, por temor a ofender a su dios (1 Samuel 5:1-5). Cosas extrañas y dolorosas continuaron sucediéndoles hasta que finalmente le devolvieron a Israel el Arca.
Y habrá en aquel día, dice Jehová, voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde la segunda puerta, y gran quebrantamiento desde los collados. Aullad, habitantes de Mactes, porque todo el pueblo mercader es destruido; destruidos son todos los que traían dinero (Sofonías 1:10-11).
Aquí vemos otra profecía que da la impresión de estar sacada de los encabezados noticiosos. Los negocios van a fracasar y los bancos cerrarán. Casi toda mención que hace la Biblia de la Puerta del Pescado se relaciona ya sea con la corrupción o con sus efectos posteriores. Ese nombre de deriva del hecho de que los pescadores vendían su pesca en ese lugar, generalmente durante el Sabbath. Más y más parece ser que los problemas financieros del mundo son el resultado de la corrupción en los niveles más altos de los negocios y del gobierno.
Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal.
Por tanto, serán saqueados sus bienes, y sus casas asoladas; edificarán casas, mas no las habitarán, y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas (Sofonías 1:12-13).
Los complacientes que creen que Dios no puede o no va a intervenir, serán como el vino asentado el cual no ha sido colado y no es apto para tomar. Ellos no le serán de ningún uso al Señor. Y aquí tenemos otra señal que hemos podido ver recientemente. La riqueza del mundo ha sido asaltada. La mitad de ella ha desaparecido en los últimos 18 meses. Cantidades nunca vistas de personas han perdido sus hogares. Muchas han sido reducidas al estatus de empleados solamente para el beneficio de otros, y su riqueza personal desapareció. Pero estas personas solamente son las primeras, millones más les seguirán.
El Día Grande del Señor
Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres (Sofonías 1:14-16).
Aquellas personas que creen que la tribulación ya ha empezado ni siquiera tienen una idea de cómo será eso. Eso es algo que ustedes no le querrán desear ni a su peor enemigo. Las personas que actualmente son envidiadas por su riqueza, pronto se preguntarán de dónde vendrá su próxima comida. Y, según Santiago, estas personas no deben esperar ninguna compasión del Señor.
“¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia” (Santiago 5:1-6)
Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra (Sofonías 1:17-18).
Aun aquellas personas que sobrevivan a la gran tribulación sin buscar el perdón del Señor, se darán cuenta de que no habrán ganado nada. Les será negado el ingreso al Reino y serán sacados del planeta a las tinieblas de fuera. En ese momento, los más ricos de ellos estarían deseosos de cambiar lugares con los creyentes más pobres, más enfermos y pordioseros. Pero no tendrán esa oportunidad. Se darán cuenta de que el regalo gratuito que rechazaron no puede ser comprado ni con todo el oro del mundo.
Yo creo que ustedes ya se han dado cuenta que Sofonías no se abstiene de usar palabras. Él es especialmente duro para con el liderazgo. Habiendo vivido entre ellos tenía una clara visión de su corrupción y manipulación. Anteriormente, el Señor había pronunciado la misma clase de condenación sobre ellos por medio del profeta Miqueas.
“¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder! Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.
Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo pienso contra esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo. En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros.
Por tanto, no habrá quien a suerte reparta heredades en la congregación de Jehová” (Miqueas 2:1-5).
En efecto, el Señor está diciendo, “Ustedes no duermen en la noche por estar planeando en cómo defraudar a sus coterráneos, por eso Yo estoy despierto planeando en cómo castigarlos. Ustedes le robaron a Mi pueblo su herencia, ahora Yo me aseguraré de que ustedes no tengan nada con que vivir tampoco”.

Ustedes no tienen que ser profetas para ver lo que el mundo tiene por delante, y antes que Sofonías termine, cualquier duda persistente que ustedes tengan sobre el juicio venidero, pronto quedará muy lejos. Pero recuerden, el propósito de Dios para el mundo es la restauración, y Sofonías estará inequívocamente claro sobre eso también. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías

Sofonías Capítulo 2
Aqui veremos Juicio contra las naciones vecinas a Israel:

  • CAP. 2:4-15
    LA IRA DE JEHOVA CAERA SOBRE TODOS LOS PUEBLOS ALREDEDOR DE JUDA
    FILISTEOS=OESTE
    MOAB Y AMON=ESTE
    ETIOPIA=SUR
    ASIRIA=NORTE

  • VERS. 5 FILISTEOS
    VERS. 8 MOAB Y AMON
    VERS.12 ETIOPIA
    VERS. 13 ASIRIA

    Sofonías Capítulo 3. El Futuro de Jerusalén
    ¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora!
    No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en Jehová, no se acercó a su Dios. Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley.
    Jehová en medio de ella es justo, no hará iniquidad; de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará; pero el perverso no conoce la vergüenza (Sofonías 3:1-5).
    A pesar de que el Rey Josías había traído un avivamiento nacional a Judá, pocos años después de su muerte en el año 609 a.C., la nación volvió profundamente a la idolatría. Ezequiel registró este hecho asombroso de que los sacerdotes en el templo realmente guardaron sus ídolos en sus recámaras y los adoraban allí cada día antes de ir a ejercer su oficio (Ezequiel 8).
    Hice destruir naciones; sus habitaciones están asoladas; hice desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase; sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar habitante.
    Dije: Ciertamente me temerá; recibirá corrección, y no será destruida su morada según todo aquello por lo cual la castigué. Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos.
    Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra. (Sofonías 3:6-8).
    Judá no fue totalmente destruido sino hasta después que el Señor se había encargado de las demás naciones. En el último minuto Jeremías visitó a Sedequías para ofrecerle de nuevo la oportunidad de rendirse y así sobrevivir. Más arriba acabamos de ver que el Señor estaba diciendo por medio de Sofonías, “Seguramente, después de que ellos vean lo que le estoy haciendo a todas las naciones de su alrededor, entrarán en razón y se rendirán”.
    Pero Sedequías rehusó hacerlo y admitió que le temía más a lo que la gente pudiera pensar de él que lo que el Señor le decía (Jeremías 38:17-28). Así que en el año 586 a.C. después de esperar durante 19 años para que la gente se arrepintiera, la ciudad y el Templo fueron destruidos, y el pueblo fue llevado cautivo o lo mataron.
    Pero esta profecía no se cumplió totalmente en tiempos de Sedequías, ni tampoco se ha terminado de cumplir en nuestros días. Pronto el Señor va a reunir a todas las naciones para juicio, y el mundo entero será consumido por Su ira. De la misma manera que a Nabucodonosor se le dio el control temporal del Medio Oriente con el propósito de juicio, al anticristo se será otorgado el control temporal de todo el mundo por el mismo motivo.
    En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento. De la región más allá de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá mi ofrenda.
    En aquel día no serás avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí; porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi santo monte. Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová. El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice. (Sofonías 3:9-13).
    De la misma manera como el pulidor usa el fuego para purificar su oro y su plata, el Señor va a usar la gran tribulación para eliminar las impurezas de Su pueblo. Se les quitarán su orgullo y auto suficiencia, dejándolos mansos y humildes, listos para recibir el perdón. Él ha estado esperando poder dispensar a aquellas personas que confían en Él. Sus pecados les serán perdonados, y la justicia que nunca pudieron obtener por sus propias obras, les será impuesta por la fe. Ante los ojos de Dios ellos serán tan perfectos como Él es, y la paz será su recompensa. El nuevo pacto habrá finalmente llegado a Israel (Jeremías 31:31-34).
    Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal.
    En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos (Sofonías 3:14-17).
    Igual a como Isaías lo había dicho tan elocuentemente 100 años antes, Sofonías ahora confirma de que llegará el día en que la guerra de Israel cesará, cuando sus enemigos serán derrotados del todo. Llegará el día cuando la paz estará a la orden del día, paz con el Señor y paz con el mundo.
    Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga. He aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré la descarriada; y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra.
    En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová (Sofonías 3:18-20).
    Algunas de las festividades de Israel conmemoran eventos felices, otras, tiempos de tristeza. En el Milenio, Israel solamente celebrará la Pascua (pero sin un cordero), los Panes Sin Levadura, y los Tabernáculos, todas son festividades de gozo.
    Las naciones serán reunidas en el valle del juicio (Joel 3). Y la reunión de la nación, que oficialmente empezó en el año de 1948, finalmente se completará. Israel volverá a ser la nación preeminente del mundo, el gozo de toda la Tierra.
    La promesa de la reinstalación de Israel en los últimos días fue confirmada por casi todos los profetas de Israel. Y mientras que unos pocos no la mencionaron, ninguno la contradijo. Aquellas personas que le hacen creer a usted que Dios abandonó a Israel después de la cruz, han malentendido algunas de las profecías más claras y fuertes de la Biblia.
    Y decir que Dios respondió al rechazo del Mesías por Israel transfiriendo estas promesas a la iglesia, le añade al insulto la ofensa. El aceptar eso que uno tiene que creer ya sea que Dios no puede ver el futuro y tiene que modificar sus planes en respuesta de las acciones de Israel, o que Él no puede ser confiable para mantener Su Palabra.
    La pasión con la que Dios hizo esta promesa quizás la expresa mejor Jeremías.
    Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre:
    Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente (Jeremías 31:35-36).
    Mientras el sol y la luna y las estrellas brillen en el cielo, mientras el viento sople y bramen las olas del mar, Israel será una nación en la Tierra. El resto de nosotros mejor nos acostumbramos a eso. Si usted escucha con cuidado, ya casi se oye los pasos del Mesías. 


    Habacuc
    חבקזק
    "Dios enlista las naciones"

    Habacuc

    Tiempo de Lectura=  Contiene 3 capítulos, 56 versículos.



    1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL  LIBRO? Habacuc

    2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? 607 a.C.

    3) ¿A QUIEN FUE ESCRITO? Judíos

    4) ¿DE DONDE FUE ESCRITO? ?


    MÉTODO  HISTÓRICO
    1) ¿CUÁL ES EL TRASFONDO  HISTÓRICO DEL LIBRO? Habacuc profetizó en Judá durante el reinado de Joaquín. Él escribió acerca de las maldades de Israel y de su inminente derrota en manos de los caldeos. El también describió la pecaminosidad de los conquistadores caldeos y profetizó su caída final. El libro concluye con una oración de fe.
    Los Caldeos (Babilonios) ya avanzaban hacia el oeste (1:6), pero aun no habían llegado hasta Judá (3:16). Habacuc profetiza poco antes de Nahum, cuando Babilonia, después de vencer a Nínive. Sus ejércitos igualan en crueldad a los Asirios. Si Nahum anuncia la caída de Nínive, Habacuc se alarma por la aparición de esta nueva y tremenda amenaza. Comprende que el pueblo escogido ha incurrido en pecado, y presiente que vendar el castigo por mano de los Babilonios.
    BEI. Habacuc 2:4 dice que “el justo por su fe vivirá”. Este versículo calo hondo en el corazón de Martín Lutero y dio origen a la Reforma del siglo dieciséis. Aunque reformulado por Pablo en las epístolas de Romanos y Gálatas, tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, donde Dios afirma que la salvación siempre ha sido por fe, y solo por fe.
    ¿Y cual es el marco histórico del versículo que libero a Lutero y lo condujo a una relación vital con el Dios viviente? Usted mismo habrá de descubrirlo en su estudio de Habacuc, un libro cuya culminación es un crescendo de fe ante la perspectiva de las horas más difíciles por las que pasaría Judá.
    2) ¿SI ES UNA EPÍSTOLA CUANDO FUE FUNDADA LA IGLESIA?
    3) ¿DE QUIEN ESTA COMPUESTA LA IGLESIA? 
    4) ¿CUALES SON SUS FUERZAS Y SUS DEBILIDADES?  

    MÉTODO LITERARIO
    1) ¿QUE GENERO DE LITERATURA ES EL LIBRO?  Profético

    MÉTODO PANORÁMICO
    1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? Para la época de Habacuc, el juicio a Babilonia, y las preguntas de Habacuc ante la injusticia.

    2) ¿CUÁL  FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE LIBRO? Anuncio de Juicio a Babilonia.

    PALABRAS CLAVE EN HABACUC (RV1960): Dios (Santo, Jehová), profecía, hombre soberbio (se enorgullece), !ay del.., Habacuc.

    TEMAS: Honor de Dios, soberanía de Dios en medio de la maldad.

    ÉNFASIS: Indignación profética por la aparente tolerancia de Dios de la injusticia; confianza profética en la justicia y poder de Dios; la postura de los justos es fidelidad y confianza en Dios; la seguridad de que Dios castigará a los malvados. 
     


    Estructura de Habacuc


    Titulo: “El profeta viviendo por fe”
    Versículo Clave: 2:4  “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por  su fe vivirá”

    1:1  Profecía que vio Habacuc
    HABACUC SE QUEJA DE INJUSTICIA





    PREGUNTAS
     INJUSTICIAS
    Y
    JUICIO
    1:5  Mirad entre las naciones
    CALDEOS CONTRA JUDA
    1:12  ¿No eres Jehová desde el principio?
    PROTESTA DE HABACUC
    2:1  Sobre mi guardia estaré
    2:2  Escribe la visión
    RESPUESTA DE JEHOVÁ
    2:6  ¿Levantaran todos estos refrán?


    AYES CONTRA INJUSTOS
    2:9  Ay del que codicia
    2:12 Ay del que edifica
    2:15  Ay del que da de beber
    2:18  ¿De qué sirve la escultura?
    2:20  Jehová  esta en su templo
    3:1  Oración de Habacuc

    ORACIÓN DE HABACUC

    ORACIÓN
    Y
    CONFIANZA
    3:3b  Su gloria cubrió los cielos
    3:9b  Hendiste la tierra
    3:14  Horadaste sus guerreros
    3:17  Aunque la higuera no florezcaCON TODO ME ALEGRARE EN JEHOVÁ



    Detalles de Habacuc


                Esta profecía pertenece al periodo entre 625 y 606 a.C., probablemente alrededor del 607 a.C. a comienzos del reino de Joacim. Los caldeos (babilónicos) ya avanzaban hacia el oeste (1:6) pero aún no habían llegado hasta Judá (3:16). La cronología del periodo fue:
    • 639-608 a.C. Josías. Una gran reforma. Sofonías.
    • 626 a.C. La invasión escita debilita gravemente a Asiria.
    • 625 a.C. Babilonia se declara independiente de Asiria.
    • 608 a.C. Joacaz reina tres meses, y es llevado a Egipto.  
    • 608-597 a.C. Joacim; reinad muy malo. ¿Habacuc?
    • 607 a.C. (ó 612) Los babilónicos destruyen Nínive.  
    • 606 a.C. Los babilónicos invaden s Judá, y llevan cautivos.
    • 605 a.C. Los babilónicos derrotan a Egipto en Carquemis.
    • 597 a.C. Joaquín reina tres meses, y es llevado a Babilonia.
    • 597-586 a.C. Sedecías, rey débil y malvado. Llevado a Babilonia.
    • 586 a.C. Jerusalén es incendiada, y el país arrasado.

    (Compendio Manual de la Biblia, por Halley. p.334)



    Retos de Interpretación


    •  Las preguntas del profeta representan unas de las más fundamentales en toda la vida, con las respuestas que proveen piedras cruciales de fundamento sobres las cuales edificar un entendimiento apropiado de la persona de Dios y  sus caminos soberanos en la historia. La esencia de su mensaje yace en el llamado de confiar en Dios (2:4): "el justo por su fe vivirá". Las referencias del NT dan importancia poco común teológicamente a Habacuc. El escritor de Hebreos cita Habacuc 2:4 para aclarar la necesidad del creyente de permanecer fuerte y fiel en medio de la aflicción y las pruebas (He. 10:38). El apóstol Pablo, por otro lado, emplea el versículo dos veces (Ro. 1:17; Gá. 3:11)para acentuar la doctrina de justificación por la fe. No hay conflicto de interpretación alguno, ya que el énfasis tanto en Habacuc como en las referencias del NT va más allá del acto de la fe para incluir la continuidad de la fe. La fe no es un acto único, sino una manera de vivir. El verdadero creyente, declarado justo por Dios, habitualmente perseverará en la fe a lo largo de toda su vida (Col. 1:22, 23; He. 3:12-14). Él confiará en el Dios soberano que solo hace lo que  es justo.      



    Temas históricos y teológicos


    •  Los versículos de apertura revelan una situación histórica semejante a los días de Amós y Miqueas.  Esencialmente, la justicia había desaparecido de la tierra;  la violencia y la impiedad se encontraban por todos lados, existiendo sin freno. En medio de estos días oscuros, el profeta clamó por intervención divina (1:2-4). La respuesta de Dios de que Él estaba enviando a los caldeos para juzgar a Judá (1:5-11), crea un dilema teológico aún más grande para Habacuc. ¿Por qué Dios no purificó a su pueblo y restauró su justicia? ¿Cómo podía Dios usar a los caldeos para juzgar a un pueblo más justo que ellos (1:12-2:1)? La respuesta de Dios de que Él también juzgaría a los caldeos (2:2-20), no satisfizo en su totalidad el dilema teológico del profeta; de hecho, únicamente lo intensificó. En la mente de Habacuc el asunto que clamaba por resolución ya no era la respuesta justa por parte de Dios hacia el mal (o falta de bien), sino la defensa de la persona y pacto de Dios con su pueblo (1:13). Al igual que Job, el profeta discutió con Dios y a través de esa experiencia alcanzó un entendimiento más profundo de la persona soberana de Dios y una fe más firme en Él (Job 42:5, 6; Is 55:8, 9 ).Finalmente, Habacuc se dio cuenta de que Dios no debía ser adorado simplemente por las bendiciones temporales que Él otorgó, sino por lo que Él es (3:17-19)    




    Vista Panorámica de Habacuc

    El pueblo de Dios confronta preguntas difíciles. ¿Por qué las cosas son como son? ¿Dónde se encuentra Dios cuando el mundo lo ignora a El y a sus principios? Cuando Dios actúa, ¿por qué hace El lo que hace? Habacuc lucha con estas y otras preguntas en su penetrante profecía.
    Habacuc, cuyo nombre significa “abrazar,” era un ciudadano prominente y muy respetado en Jerusalén. El profetizó después de la caída de Nínive en el año 612 a.C., antes de la primera invasión de Judá por Babilonia en agosto del 605 a.C. Este era un tiempo de dolor nacional para Judá. El rey Josías había muerto trágicamente en Meguido y su hijo Joacaz fue nombrado rey; pero fue quitado del trono por Faraón Necao después de sólo tres meses de reinar y Joacim, el hijo mayor de Josías, reinó en su lugar. Este fue un tiempo de tiranía y contiendas en que la gente justa fue severamente oprimida; además, la gente pecaba abiertamente y la idolatría se practicaba extensamente.
    Habacuc consideró las circunstancias de su nación y quedó perplejo; parecía que los hechos presentaban problemas sin solución, y él buscó esclarecimiento. Pero a diferencia de otros, él no abandonó su fe ni se sumió en la amargura sino que buscó a Dios para obtener respuestas. El observó intensamente los pecados de Judá y deseaba saber por qué Dios no hacía nada al respecto. Pero Dios le dice a Habacuc que sí está haciendo algo; El está levantando a los babilonios como instrumento de castigo contra Judá. Para Habacuc, el remedio es peor que el problema. ¿Cómo es posible que Dios use una nación vil y malvada para juzgar a su propio pueblo? Aunque a Habacuc no se le da la respuesta a este dilema, él se somete a la voluntad de Dios y aguarda instrucciones adicionales (2:1).
    Habacuc deseaba vivir por vista, pero Dios le da una revelación más alta en un extraordinario mensaje: mas el justo por su fe vivirá (2:4). La instrucción de Dios continúa, explicándole El cómo usará las circunstancias internacionales para tratar la condición pecaminosa de Judá en una serie de cinco ayes que afectarán a Babilonia, y también a Judá. Dios pronuncia ayes contra los que a la fuerza toman lo que no es suyo (2:6–8), contra los que buscan la seguridad sólo en defensas físicas (2:9–11) y los que practican la tiranía y la opresión (2:12–13). Junto con esta desgracia, viene la consoladora promesa de que cuando Cristo regrese Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar. (2:14). Luego continúa un ay contra los oportunistas (2:15–17) y los idólatras (2:18–19). Pero junto con esta desgracia hay un glorioso contraste entre los ídolos y Dios: el Señor está en su santo templo, calle delante de El toda la tierra (2:20). El capítulo final de Habacuc registra el triunfo de la fe. Por medio de su perseverancia y paciencia, Habacuc obtuvo la victoria (1 Jn 5:4).
    Los creyentes deben acudir a este libro maravilloso para encontrar dirección y consuelo cuando sea difícil ver cómo los propósitos de Dios están llevándose a cabo en la vida. El principio de vivir por fe (2:4b) es el fundamento de la vida cristiana (Ro 1:17He 10:38).
    Hernández, E. A., & Lockman Foundation (La Habra, C. (2003). Biblia de estudio : LBLA. (Hab). La Habra, CA: Editorial Funacion, Casa Editoral para La Fundacion Biblica Lockman.


    Referencias Proféticas 

        El Apóstol Pablo cita Habacuc 2:4 en dos diferentes ocasiones (Romanos 1:7; Gálatas 3:11) para reiterar la doctrina de la justificación por la fe. La fe que es el don de Dios, y disponible a través de Jesucristo, es al mismo tiempo una fe que salva (Efesios 2:8-9) y una fe que sostiene durante toda la vida. Obtenemos la vida eterna por medio de la fe y vivimos la vida cristiana por la misma fe. A diferencia del “orgullo” en el principio del verso, su alma no es recta dentro de él, y sus deseos no son correctos. Pero nosotros, que somos hechos justicia por la fe en Cristo, somos totalmente justificados, porque Él ha intercambiado Su perfecta justicia por nuestro pecado (2 Corintios 5:21), y nos ha permitido vivir por fe.